Resumen: Aunque desde septiembre de 1998 ha existido una disminución sin precedentes en el grado de violencia suscitado por el nacionalismo vasco, esto parece haber coincidido con un incremento en la intensidad del antagonismo entre los sectores nacionalista y no nacionalista.
Tanto España como Francia, dos países vecinos, están llamados a entenderse y coordinarse por su propio interés, junto con el de Europa.
Francia desde hace dos siglos ha sido santuario de todos los rebeldes, opositores o revolucionarios españoles. Pero es a partir de 1984, cuando el gobierno galo decide colaborar con el español para poner fin al “santuario de ETA”, denominado así por la policía. Esto generó la colaboración entre las Fuerzas de Seguridad del Estado español, en especial la Guardia Civil, la PAF (Policía del Aire y Fronteras Francesas) y la Gendarmería.
Hoy por hoy, los agentes antiterroristas galos, en estrecha colaboración con los españoles, centran sus esfuerzos en evitar que ETA logre recomponer su “comité ejecutivo” o que surjan algunas cabecillas con capacidad de reagrupar a los activistas de la organización.