Resumen: El cambio no es un momento puntual, sino todo un proceso que nos llevará desde la situación actual hasta la deseada.
A la hora de gestionar el cambio se debe de hacer especial hincapié en el aspecto humano de la organización, ya que son las personas quienes más acusan ese cambio. Por ello, la organización debe establecer las acciones oportunas para desarrollar en la empresa un sistema de comunicación e información eficiente, que será la base de una cultura participativa de la organización. Será necesario sensibilizar a los miembros del equipo directivo para que sean capaces de ver la utilidad y rentabilidad de las acciones de mejora continua y calidad y, al mismo tiempo, que se impliquen y sean el motor del proceso del cambio. Además de una plena implicación, la dirección debe llevar a cabo la tarea de liderar el cambio. El agente del cambio ha de ser un verdadero líder.
Asimismo, resultará de gran importancia finalizar completamente el proceso de implantación de los cambios, no abandonándolo a mitad de camino por la falta de resultados inmediatos. Por eso, en estos cambios es muy útil el principio de tener éxitos a corto plazo. Es la forma de comunicar más rápida. Tener éxitos añade rápidamente nuevos aliados a la coalición para el cambio. Nada motiva más que el éxito.
Las empresas ya no pueden “esperar” a analizar los gustos y las modas existentes para actuar en consecuencia: deben anticiparse a su aparición, deben integrarse en sus entornos de tal forma que puedan adivinar qué van a necesitar las personas a las que pretenden servir en el próximo futuro y deben contar con unos mecanismos de respuestas enormemente rápidos y flexibles.
En el ámbito público, por lo general, las reformas institucionales requieren años para madurar, y los calendarios políticos exigen resultados rápidos, a veces inconsistentes con la visión de largo plazo.
Debemos pues insistir en que, a través de todos los medios a nuestro alcance, es vital mejorar nuestra comunicación e información interna, usando un lenguaje comprensible para todos, para que los trabajadores conozcan el devenir diario de la Compañía, sus problemas y sus oportunidades, sus proyectos de futuro y sus realizaciones prácticas. Sin embargo, hay que tener en cuenta que lo que se hace es mucho más importante (y creíble) que lo que se dice.
Finalmente, no demos olvidar que, hay veces que crear buenas instituciones desde cero es más fácil que transformar una institución grande, con décadas de tradición burocrática.