Resumen: El pueblo alemán logró su unidad nacional, después de la guerra franco-prusiana en 1870/71, y la volvió a perder -como consecuencia de la segunda Guerra Mundial- con la terrible separación “Telón de hierro”.
Antes de lograr la unidad nacional, el pueblo alemán vivía en un sinfín de reinos, ducados, condados, ciudades libres, etc., con sus correspondientes fronteras, aduanas, y demás particularidades como son las estructuras militares.
Dentro de las revoluciones que nos enseña la historia, la de Hamburgo de 1848 era sin lugar a dudas una de las más suaves. Pese el fracaso del “Bürgermilitar”, se puede pensar que todo hubiera salido más cruento al no tener que enfrentarse con los tumultos una milicia burguesa, sino tropas profesionales o mercenarias. Hamburgo salvó su independencia en 1848/49, en primer lugar por su astucia política, y en segundo lugar por su “Bürgermilitar”.