Resumen: El fenómeno delictivo, lo mismo que cualquier otro hecho social, está estrechamente relacionado con las realidades que lo circundan. La delincuencia no tiene lugar en “abstracto”, sino que se da en unas determinadas condiciones espacio-temporales.

El análisis del escenario criminal se caracteriza por su intrínseca opacidad, que en este caso se refuerza por una triple vía.

Por imperativo político, en tanto el vigente régimen de la República Popular de China es abiertamente reacio a publicitar cualquier información inherente a cuestiones catalogadas de seguridad nacional y la actividad criminal dentro de sus fronteras, así como su repercusión fuera de ellas, lo es.

Por la propia idiosincrasia de las comunidades chinas asentadas en el extranjero. Caracterizadas por su hermetismo y por los fuertes vínculos familiares y clientelares que las entretejen, se organizan prácticamente al margen de la sociedad de acogida.

Por la barrera idiomática, que restringe sobremanera el acceso a fuentes directas, lo que hace que los recursos hábiles (fuentes abiertas) tienden a ser limitados, indirectos y en no pocas ocasiones, poco rigurosos.

A todo lo expuesto hay que añadir, que este fenómeno se encuentra ligado con otros elementos que dificultan sobremanera su tratamiento, más allá de las de por sí importantes limitaciones derivadas de las técnicas de trabajo (metodología), nos referimos a su dimensión mitológica o folclórica.