Resumen: A lo largo de la historia se han ido repitiendo vaivenes de ejércitos de ciudadanos o de profesionales. Fue en el siglo XVI, el origen del actual servicio militar, al aparecer los Estados Absolutos, con sus burocracias fijas y ejércitos cada vez más numerosos y permanentes. Esto hizo insuficiente, por el número y el coste, la recluta de soldados voluntarios, desarrollándose, para sustituirlos o complementarlos dos nuevas formas de recluta.
El “Absolutismo” era el sistema general de Europa, adoptando todos los países el servicio militar obligatorio, exceptuando en los que existía resquicios de libertad (Suiza e Inglaterra).
En España a partir de 1641, comienzan los sorteos que inicialmente eran esporádicos, pasando posteriormente a ser anuales por una Real Ordenanza de 3 de noviembre de 1770. Sin embargo, con el Antiguo Régimen los exentos, por su condición social, profesión o riqueza, eran tantos que acababan acudiendo sólo a los campesinos pobres.
Con Mendizábal, surgió la posibilidad de liberarse del servicio militar, pagando una cantidad de dinero en metálico (la “redención en metálico”) que fue completada con la “sustitución personal”, que permitía que el joven de familia adinerada se liberase del servicio pagando directamente a un sustituto.
Hoy en día, los tiempos han cambiado, y aquella población subdesarrollada que contemplaba con relativa tolerancia el servicio militar, ha desaparecido. La actual sociedad urbana y avanzada es completamente diferente. A los jóvenes en general, pese a ser mucho más corto y cómodo el servicio militar, que en épocas pasadas, les resulta menos soportable y económicamente más gravoso, aumentando así su impopularidad y conflictividad en los últimos años.